miércoles, 28 de agosto de 2013

Un viaje histórico, para romper con la história.

El comienzo de algo muy grande:

Suena la alarma del móvil, son las seis y cuarto de la mañana, además de odiar madrugar hoy es sábado, día libre... pero algo muy ilusionante me hace saltar de la cama con una gran sonrisa. En 45 minutos me encontraré con mis compañeros de aventura, Pedro y Javi.
Me acicalo, termino de guardar alguna cosilla en la maleta, y salgo a la puerta. Prácticamente no ha comenzado a amanecer. Por ahí asoman ellos dos.

Colocamos las cosas en el coche y no hay tiempo que perder, Riazor nos espera.

Avenida de la Cañada, M-21, M-40, Avenida de la Ilustración y ahí una indicación de carretera en la que lo pone bien claro: A Coruña ↘

Aún por delante más de 600 kilómetros sin abandonar esta carretera, pero no pasa nada, el tema de conversación es bastante variado y bastante entretenido: fichajes, El Arcángel, López Garai, una peña, otra peña....

Los kilómetros pasan, abre el día, la temperatura va bajando, empieza a rugir el estómago. Que bien nos va a sentar el desayuno en Medina del Campo. Cómo huele a estiércol por aquí, claro, si es Medina del Campo, y si es del campo... ya se sabe. Aunque dicen que las comparaciones son odiosas, ayer Javi repostaba su coche en Córdoba a esta misma hora pero... con 20 grados más de temperatura!

Estómago medio lleno, vuelta al volante. Aquí nadie duerme a bordo. El día de hoy es para no perderse nada. Leamos unos tweets, pongámonos al día: Antonio nos desea buen viaje, los de Parque Azahara también están en carretera, los Páez están allí desde ayer... Yeahhhh, no estaremos solos!

El paraje cada vez es más verde, el cielo cada vez más nublado, el sur cada vez más lejos, pero nosotros lo sentimos cerca con la compañía musical de nuestros Medina Azahara, himnos del Córdoba, Córdoba judía... hoy no es día de escuchar a Shakira o el Canto del Loco.

Son las 13:15, la hora ideal para llegar, perfecta para dejar las cosas en el hotel y tirar para el entorno de Riazor, ir reconociendo el lugar de la batalla y, aunque esta tarde nos comamos a los coruñeses, hora de comer algo. Durante nuestro registro en el hotel, aguardamos cola tras cuatro personas que... no conocemos  pero... son cordobeses! No se quieren perder la hazaña de hoy. Ya se sabe que lo bueno abunda.

Una cuesta para arriba, un cruce a la izquierda, no ha cambiado el semáforo a verde y ya te pita el de detrás... Ahí asoma el estadio, el lugar de la batalla, donde pelearon contra grandes y contra chicos, donde exhibieron algún que otro trofeo...

Los Páez nos esperan en la playa de Riazor. Son aquellos con esas camisetas blanquiverdes. Están aquí desde anoche, nos ponemos en sus manos porque sabemos que nos llevarán a un buen lugar donde comer.


Por el paseo marítimo la gente nos mira raro, incluso se giran descaradamente, algún inteligente se aventura a preguntarnos si somos del Betis, otros nos dicen: Cordoba! y otros nos dicen con amabilidad: lo sentimos, pero hoy gana el Depor. Caminamos algo despistados buscando la Plaza María Pita, centro neurálgico de La Coruña y lo que nos interesa, donde más cerveza puedes encontrar.

Las calles se hacen cada vez más estrechas, el gentío es cada vez mayor, nos preguntan si somos del Betis una vez, dos veces, tres veces...

"En ese lugar ponen tapas exquisitas", dicen los Páez. En ese lugar, esto lo digo yo, la amabilidad y la hospitalidad son descomunales, y la comida ya ni os cuento.

Seguimos la ruta del tapeo, se nos acerca una pareja, toman aire para hablarnos y antes de pronunciar nada... nos adelantamos y les dejamos claro que no somos del Betis.

Terminamos la hora de la comida con los supuestamente mejores calamares que se sirven en La Coruña, y repitiendo amabilidad y hospitalidad por parte de los que nos atendían. Sin duda alguna, la gente de esta ciudad se han ganado un 10.

Un heladito de camino al estadio, más por capricho que por temperatura y a esperar la llegada de nuestros héroes. En los aledaños nos encontramos con Noni, el más valiente de los allí presentes (1000 kilómetros él solo Córdoba - Coruña, 1000 él solo Coruña - Córdoba, todo sin dormir, y el domingo a las 12h en El Arcángel apoyando a nuestro filial: ole sus cojones!)

Ahí viene un autobús, ¿son ellos?, sí son ellos. Entre las palmas de los cordobesistas allí presentes van desfilando, palmas que se multiplicaron en gran medida a la salida de Xisco.

Se acerca la hora, tomemos una cervecita en el bar de enfrente, por supuesto plagado de deportivistas, y para dentro.


Riazor lleno por fuera y vacío por dentro. Va apareciendo el colorido. Nombres como Fran o Mauro Silva desfilan en las espaldas de los numerosos aficionados que nos hacen frente. Esto va tomando forma. Videomarcador preparado con la imagen de fondo de nuestra Mezquita, todo un detallazo.






Y por fin rueda la pelota. Dentro del estadio no se percibe el fresquito que llama a la manga larga fuera. Xisco nos hace levantarnos, ¡cómo ha fallado eso! Y poco más. El Deportivo no nos inquieta, excepto un poquillo Rudy cuando entra por la izquierda, pero poca cosa, y nosotros tampoco les inquietamos mucho. Falta en la frontal del área en el 68', que no la tire Abel por favor, que ya ha regalado dos. No nos preocupemos, la va a tirar López Silva. Buah si amagó y al final lanza Abel...  ¡pero qué jugada! Gooooooooooooooooool. Solo saltamos nosotros, nos abrazamos, nos chocamos la mano ¡esto es lo que necesitamos! El Deportivo aprieta, el reloj no corre, la espera es interminable, unos no aguantan sentados, otros se muerden las uñas... y final! Hemos ganado en Riazor! Nuestros héroes se acercan, son los mejores!

El fresquito y el airecito es cada vez menos llevadero esperando la salida de nuestros héroes. Iago, Saizar y Juan Carlos pasan muy cerca. Les felicitamos. El vicepresidente nos suelta una charlilla algo repetitiva que con algún vino de menos habría resultado más amena.

Vemos marchar su autobús y nosotros caminamos felices en busca del coche para volver al hotel. Curiosamente la grúa municipal se está llevando un coche de la policía local, nuestras bromas al respecto hacen reír incluso a los propios policías.

Esto no ha hecho más que empezar. Ducha, Taxi y vuelta al centro neurálgico. Los Páez nos esperan en María Pita. Que bien sientan los solomillos esta noche. Y qué bien sienta el vino dulce de un entrañable lugar donde la tradición es que te tiren cacahuetes sobre la mesa y luego tu llenes el suelo de cáscaras ¡qué paliza para el que barra!



Vuelta a la parada de taxis, el día ha sido largo. Qué agustito duerme uno aunque sea en cama ajena después de lo vivido.

Segundo día que suena la alarma, todo lo que empieza ha de terminar. Ducha, cerrar la maleta para la vuelta, nos esperan varios kilómetros.

Desayuno en los alrededores de Coruña, la simpatía sigue siendo algo eternamente presente en la zona. Pilas cargadas. Carretera. Las nubes se van yendo. La temperatura va subiendo. ¡Cómo pica el sol en Arévalo al parar a comer!

La enorme Madrid asoma al fondo, con sus edificios altos. Nos sumergimos allí. Atrás queda una gran historia, un gran recuerdo, y sin duda el comienzo de algo muy grande. Cuarenta años son muchos años. Pero esos cuarenta años tenían que pasar para llegar a hoy, y pasarán para llegar a junio de 2014. Sintiéndolo en el alma por El Gran Capitán, pero iremos a molestarle.

¡Siempre Córdoba!


Jorge Reyes Martín.

2 comentarios

javi jimenez

Que grande jorge....mejor resumen imposible...gran viaje, inolvidable sin lugar a dudas.

peferla

Que bueno , se a olvidado aceite de Cordoba en el desayuno de Coruña.

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